Christopher Nolan nos había sorprendido gratamente con Memento. Una película de guión, épocas en que aparecerían Amores Perros, también 21 gramos o Los Otros. Películas en las que todo cerraba tan ajustado como una máquina de relojería. Pero pasaron muchos años (algo así como diez) y la maquinaria de guión lo encerró y en Inception no pudo salir. Como cuando se ajusta una tuerca demasiado y esta cede y se rompe, la película de Nolan se rompe al querer explicarnos y re-explicarnos cada paso que da en el guión- como si los espectadores no fueran lo demasiado inteligentes para captar sus genialidades.
Los lugares comunes como el trompo y las frases sentenciosas que luego desencadenarán el final, las eternas escenas de diálogo con profusión de primeros planos, una utilización dispareja de la música, todo atenta contra lo que podía ser una buena historia.
Se ha leído y escuchado muchas referencias a Citizen Kane, Borges, las teorías del lenguaje como virus de Borroughs pero ni éste último ni el argentino ni Welles alguna vez subestimaron a su público como sí lo hacen Nolan. Quedan inmensas esas referencias. Como si fuera suficiente poner un plano de dos espejos enfrentados para parecerce a Welles, o con sólo decir la palabra laberinto algunas veces se acerque a Borges o con sólo nombrar al principio el concepto de idea como virus asimilara a Borroughs.
Nolan nos presenta a un Di Caprio en piloto automático, a Ellen Page desaprovechada en un papel que mas bien está puesto para identificarlo con el espectador (todo el tiempo Ellen Page se entera de cosas con la boca abierta como si fuera un espectador más) Michael Caine aparece casi en un cameo y Watanabe podría haber sido más exprimido.
Por otra parte, Nolan siempre jugó, a través del guión y del montaje, a llevarnos a la psiquis del personaje (el ejemplo mayor es Memento) aquí también lo hace pero es tan previsible que terminó siendo algo aburrido.
Los efectos digitales también funcionaron como mero fuego de artificio para una película que más bien es una buena novela solo que-pequeño detalle- el cine es para ver y escuchar, no para leer.
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