La aparición de las nuevas tecnologías siempre fue un tema de discusión entre quienes las reciben con brazos abiertos y quienes la ven como el nuevo anticristo. Sin ir más lejos, el cine fue uno de esos enviados del demonio también, destinado a corromper tanto a las sociedades como al arte.
Hace unos días, Marisa Urruti –vestuarista de películas como Garage Olimpo, Diarios de Motocicleta y la reciente Carancho- me pasó a través de Twitter una nota de John Bayley- director de fotografía de muchas películas de Hollywood- en la que ensaya sobre las diferencias entre el soporte fílmico y el digital.
A propósito de esa, se puede decir que es momento de pensar algunos puntos relacionados con ese debate:
- Es mejor o peor el digital que el fílmico.
- La posibilidad de que cualquiera haga su película es una apertura o un empobrecimiento del cine.
- El ser del cine radica en un soporte específico o en otro aspecto.
En principio, el soporte no es mejor ni peor es si mismo sino con arreglo a determinados objetivos. Estos pueden ser: textura de la imagen buscada, intención de la puesta, guión de la historia, presupuesto, etc. Entonces, si queremos hacer Proyecto Blairwitch usaremos equipo adecuada a la imagen que buscamos; si queremos Avatar, lo mismo. O también, desde otro punto de vista, haremos Proyecto Blairwitch porque no tenemos más equipo que uno semi-pro.
Entonces, el soporte no es mejor ni peor sino que depende de la propuesta.
En cuanto a la posibilidad de que el advenimiento de lo digital (con la facilidad de apropiación que conlleva) redunde en una baja de la calidad del cine re revela al mínimo análisis como una falacia. La calidad del cine no se mide en relación con el equipamiento sino en relación con la idea que presenta y con la imagen que busca. Si fuera de otra forma, cualquier película de los 30 sería de peor calidad que una de los 80 y sin embargo no es así. Volvemos a lo anterior, la calidad y forma de la imagen dependerá también de la búsqueda que hagan director y técnicos.
Por otra parte, también se revela como falacia a medias la idea de que la tecnología digital democratiza el cine. De todos modos, para hacer cine a gran escala, los costos son altos y privativos para el común de la gente. Lo que si produce este cambio es que cualquiera puede hacer su película; esa si es la apertura. La entrada a las “grandes ligas” aún está vedada- eso sí, menos que antes- al común de la gente.
Por último, ¿que será el cine? ¿Un arte, una técnica, un negocio? ¿Una sucesión de imágenes fijas por una falla en el ser humano genera ilusión de movimiento?
El cine es todo eso junto. Y es algo unitario. Una idea que se estampa en imágenes que no se componen de partes sino que son un todo. Sin importar soporte, ni presupuesto, ni equipos se puede hacer buen cine. Porque buen cine fue el “Secreto de sus ojos” que se ganó el Oscar y fue hecha en digital y también hace buen cine Trapero con sus recursos; lo mismo que lo hizo Spielberg o George Lucas con todos los equipos disponibles.
El cine es una idea en imágenes, una intención, una pulsión. En fílmico o en digital podremos ver vibrar la fibra del director; siempre que sea un buen director. En digital habrá películas malas o buenas tanto como en fílmico.
Por su parte, el temor real sí puede aparecer en los grandes proveedores de equipo para fílmico. El negocio del cine no caerá por lo digital ni tampoco la calidad será peor; pero si podrá cambiar de manos si quienes hoy lo manejan no se aggiornan.
Como cuando el silente se transformo en sonoro y los actores aprendieron a hablar para cine o fueron expulsados de la pantalla grande; el digital nos pone ante esa disyuntiva. Las malas películas serán expulsadas análogamente. Si el digital- o el 3D- son sólo usados como fuegos de artificio también serán dejados en el olvido. Y el público también deberá aprender a elegir. Y los directores de fotografía deberán aprender a sacar el jugo y a mostrar lo que quieren tanto en digital como lo hacen en fílmico.
Las disputas entre un soporte y otro son válidas en relación con estilos, preferencias o búsquedas. En lo que a cine respecta, bien vale un equipo, soporte u otro: lo importante es la coherencia interna que tiene la imagen. Lo importante es la idea plasmada.
Coincido en la totalidad del post. Realmente el material con el que director cuenta para rodar una película puede ser un condicionante de acuerdo a la historia a filmar. Aunque hay ejemplos de que se pueden hacer films que gralmente necesitan grandes costos y hacerlos con bajos recursos. Sector 9 es un ejemplo de esto debdido a que hecha con 2 mangos.
ResponderEliminarCon respecto a la comparación con la aparición del sonido en su momento, ahí me gustaría diferenciar que el 3D no llegará a ser semejante revolución debido a que jamás llegará a ocupar la totalidad de la oferta. En cambio el sonido a pocos años de su aparición había acaparado todo el mercado dejando afuera a las películas mudas.
En mi opinión el sonido fue la revolución más importante que tuvo el cine en su historia, debido a que cambio por completo la manera de filmar, actuar y dirigir una película.
Muy bueno el análisis, un abrazo!
Hola Nicasio! Es verdad lo del sonido. Coincido en que el 3d- al menos como está planteado hoy- no cambiará radicalmente al cine. Un cambio significativo debería tener más razones que la puramente tecnológica. Hasta tanto el 3d no sea utilizado de manera que nos cuente algo no será mas que un adorno. El sonido cambió la forma de registrar, cambió la forma de actuar porque la voz comienza a ser un elemento más de interpretación, las emociones generadas por la audición también son otro cambio. Hasta la industria cambió con el sonido: las ventas de bandas sonoras es ya un rubro sólido.
ResponderEliminarBuen ejemplo el de 9: buena película con un desarrollo e inversión aceptable.
Gracias por comentar y hacer este un post mucho mejor y con más análisis.
Abrazo!