¿Por qué escribir sobre una película que no nos gustó o que directamente nos parece fallida? Esa pregunta rondaba antes de ponerme teclear sobre “Lula, hijo del Brasil”. Pero al nominarse este film como candidata a la mejor película extranjera por Brasil la escritura se propuso más interesante. Y pasamos a otra pregunta.
¿Qué hace que una autoridad nacional cinematográfica ponga como candidata a los Oscars a una película deslucida? Porque eso es lo que es: nos cuenta de manera edulcorada y con lugares comunes la vida del Presidente de Brasil con los ingredientes típicos de una biopic de sábado a las 12 del mediodía por cable.
Están los buenos (Lula, su madre, sus colaboradores y el Pueblo) y los malos (la policía militar, la burocracia sindical, los empresarios) Están los momentos “sentimentaloides”, las muertes que marcan y dejan enseñanza, las frases sentenciosas como la que su madre le dice a Lula poco antes de morir. También hay lugar para las escenas de masas donde el mito Lula se construye. Pero nada de nada de mostrar contradicciones, de los laberintos de la vida sindical (que ni en Brasil ni en ningún lugar del mundo son dulces) Ni siquiera es una diatriba relacionada de lleno con la actual gestión de Lula. La palabra que la defina podría ser híbrido, y para colmo mal confeccionado.
Los planos y el tratamiento al estilo de telenovela brasileña (sumada a una banda sonora que acompaña pero también obliga) no ayudan y nos llevan en una travesía intrascendente en donde aparecen más bien acontecimientos personales que hechos dignos de ser contados teniendo en cuenta la naturaleza del biografiado.
Una película lavada, centrifugada y empaquetada. Que si va a los Oscars nos hace pensar en una movida política. Una manera de rubricar una época de Brasil en el cine. O también una manera de rubricar a la familia Barreto, quienes produjeron y dirigieron la película; y que además construyeron una especie de imperio cinematográfico en Brasil y siempre acompañaron la trayectoria de Lula
Películas mejores seguramente haya en Brasil, sin embargo parece que el oportunismo pega dos veces: en una ocasión al realizarse este film en la coyuntura que vive hoy Brasil, con Lula saliendo por la puerta grande; y en otra, con la designación para los Oscars.
Para guardar entre el “Niños felices” de 1er grado y un VHS de “Xica Da Silva”
No hay comentarios:
Publicar un comentario